El sujetador, esa prenda íntima que ha acompañado a las mujeres durante siglos, es mucho más que un simple elemento de lencería. Su historia es un maravilloso recorrido por la evolución de la moda, los cambios en la visión del cuerpo femenino y las luchas por la libertad y la comodidad. Desde sus orígenes en la antigüedad hasta su transformación en un símbolo de feminismo, el sujetador ha experimentado una metamorfosis constante.
Orígenes: Un viaje a través del tiempo
La idea de sostener y modificar la apariencia del pecho se remonta a la antigüedad. Las mujeres en la antigua Grecia usaban bandas de lana o lino llamadas apodesmos, stethodesmē, mastodesmos y mastodeton para sujetar y dar forma a sus senos. En el antiguo Egipto, las mujeres generalmente tenían el pecho desnudo, pero en la India, durante el imperio de Vijayanagara, las blusas cosidas y los bras eran populares.
En la Edad Media, el uso de prendas para sujetar el pecho era menos común, pero se han encontrado pruebas de sujetadores de lino del siglo XV en un castillo austríaco. El corsé, una prenda que comprimía el pecho y la cintura, comenzó a ganar popularidad en el Renacimiento y se convirtió en la prenda de soporte pectoral dominante durante siglos.
El auge del sujetador moderno
A finales del siglo XIX, el corsé comenzó a ser cuestionado por razones de salud y comodidad. El movimiento de reforma de la vestimenta, impulsado por feministas y profesionales de la salud, abogó por prendas más funcionales y liberadoras. Las mujeres comenzaron a experimentar con alternativas, incluyendo prendas que separaban el pecho del corsé, el precursor del sujetador moderno.
En 1914, la estadounidense Mary Phelps Jacob patentó el primer sujetador moderno. Cansada de la incomodidad de los corsés, creó un sujetador con dos pañuelos y cinta. Su invención revolucionó la ropa interior femenina, aunque su negocio no prosperó. La patente fue vendida a la Warner Brothers Corset Company, que se convirtió en una de las principales fabricantes de sujetadores.
La Primera Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en la historia del sujetador. La escasez de metales para fabricar corsés favoreció la adopción del sujetador, que se volvió más popular y accesible. La industria del sujetador comenzó a expandirse y a ofrecer una variedad de estilos y tallas.
De la Guerra Mundial al boom del sujetador
La década de 1920 trajo una nueva era de moda con el estilo Flapper, que se caracterizaba por una silueta juvenil y andrógina. Los sujetadores de bandeau, que aplanaban el pecho, se pusieron de moda, pero la década de 1930 trajo un cambio hacia la exaltación del busto. La introducción de las copas A, B, C y D, junto con las bandas ajustables, permitió a las mujeres encontrar un mejor ajuste y comodidad.
La Segunda Guerra Mundial influyó en la producción de sujetadores. La industria se adaptó a la escasez de materiales y la creciente participación de las mujeres en la fuerza laboral. La década de 1940 también vio la aparición del sujetador de bala, que se hizo popular gracias a las actrices de Hollywood como Jane Russell y Marilyn Monroe.
En la década de 1950, el auge del sujetador de bala continuó, mientras que la industria comenzó a comercializar sostenes para adolescentes y niñas. Los años 60, con la aparición del movimiento feminista, trajeron nuevos desafíos para el sujetador, pero también nuevas oportunidades para la innovación. El Wonderbra, creado en 1964, se convirtió en un éxito mundial, y el Jogbra, inventado en 1977, se popularizó entre las mujeres que practicaban deportes.
El sujetador en el siglo XXI
En el siglo XXI, el sujetador continúa evolucionando. La demanda de sujetadores minimalistas, que se adaptan a la ropa de moda y sin costuras, se combina con la creciente demanda de tallas más grandes. Los avances en la tecnología de las telas y los diseños permiten una mayor variedad de estilos, desde los clásicos hasta los más extravagantes.
El sujetador, a lo largo de su historia, ha sido una prenda que ha reflejado las expectativas sociales, las tendencias de la moda y las luchas por la comodidad y la libertad. Aunque la idea de quemar sostenes como símbolo de liberación femenina ha sido un mito popular, el sujetador ha sido un elemento central en el movimiento por la autonomía y la autodeterminación de las mujeres. Hoy en día, la decisión de usar o no un sujetador es una cuestión personal, una elección que cada mujer realiza en función de su comodidad, estilo y necesidades.
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